Si llegase el día en que mi fuerza decayera y mi voluntad se viera rota en pedazos; solo hazme recordar aquello que amo con todo mí ser. Recuérdame mis momentos felices, los logros alcanzados y aquellos que están aún por llegar. Así yo podré endurecer mi alma, recuperar la fuerza perdida y recomponer mi voluntad con la firmeza de la cola. Todas ellas, fuerza, alma, voluntad, se unirán por el lazo de una cinta encarnada de indestructible lino, que durará toda la eternidad.