-Pequeña sirenita
¿Qué te pasa
Qué no cantas?
¿Por qué tu cara muestra
Esa profunda pena?
Todos admiran tu belleza
Y ese tu cantar
Que de tu boca nace
Sin parangón
En los siete mares
-Desdichado soy viajera
Pues a un humano salvé
Contra la ley del rey
Y no puedo por más
Dejar de pensar en él.
-Enamorada te veo
Hija del mar
Se ve en tus ojos
Azul de mar veraniego
Y entiendo tu pena
Pues es amor prohibido
A toda sirena
A todo habitante del mar.
-¿Qué puedo hacer viajera?
Deseo verle con ansia
Y dejarme ver no puedo
O acabaré convertida
En espuma de mar blanquecina
Tú has viajado mucho
Allende los siete mares.
Solo puedo confiar en ti
¿Qué me aconsejas
En estas horas?
-Pequeña sirenita
No hay solución
Definitiva pare este
Problema tuyo
Pero en mis viajes
Oí hablar de alguien
En rumores, en susurros
Una bruja del mar
Que concede deseos
Más no hay que afanarse
Pues el precio
Impuesto es alto
Y una vez pactado
No vale echarse atrás.
Es peligroso, piensa.
-No hay nada que pensar
Ir en su busca me dispongo
Nada temo más
Que este corazón desdichado
Si lograr verle puedo
Todo sacrificio será poco
Gracias viajera por este tu consejo
Adiós, me despido.
Y nadando a través del mar
La sirenita se marchó
Presurosa por ver su deseo
Concedido prontamente.
Más trágicas noticias
Sobre esta desdichada
Sirena me llegaron
A cambio de cuerpo humano
Con el que pasear
Junto a su enamorado
Perdió su bella voz
Moneda de cambio por
Semejante hechizo.
Más una condición impuso
Si permanente quería el cambio
Un beso de amor del joven
Antes del tercer amanecer
Un beso no logrado
Pues su corazón
Estaba ocupado
Por otra doncella
Que no mi dulce sirena.
Y sin beso ni voz
El hechizó concluyó
Y como espuma de mar
Su dulce vida terminó.
Con cada ir y venir
De las olas del mar
Su canción se oye
Entre centenares más
Compañeras sirenas
Que truncaron la ley
Del mar por amor
Del conjuro por pasión.
Continúo mi viaje sin fin
Sin más consejo que dar
Salvo ser sirena y no desear
Más que el amor acuoso
Que por doquier se encuentra
En los siete mares”