Pequeños espejos cristalinos van cayendo uno tras otro rompiéndose en mil pedazos. Esquirlas afiladas que inundan el suelo en un mar de reflejos plateados. Retazos de sueños que se han topado con la realidad y han resbalado de la mano.
Sueños de colores que son ventanas de un mundo que no llegó a ser y son llevados al mar de los lamentos donde navegan en aguas turbulentas bajo una tormenta sin fin que reduce los fragmentos a fino polvo. Embravecidas aguas formadas por miles de lágrimas que encharcaron un día la habitación.
Sueños, realidades…efímeros, volátiles… siempre balanceándose en una cuerda floja sin una red que los ampare y proteja del frío suelo, verdadera realidad.