Desde los acantilados
Se oye el feroz rugido
De las olas al romper
Contra las puntiagudas rocas.
El viento trae consigo
Su susurro enojado
Y la fragancia salada
Del agua salvaje.
La brisa despeina
El pelo de un joven
Que, como cada tarde
Acude al saliente
A contemplar la vastedad
Del inmenso mar.
Su pelo se confunde
Con la fina arena
A orillas del mar
Y se pierde entre sus rizos
Como caracolas.
Sus ojos son azules
Como el cielo
Sobre el mar.
Su sueño es el mar
El mar es suyo
Ambos esconden un secreto
Lleno de magia y deseos
Que una estrella de mar
Una vez liberó