El sol del amanecer empieza a mostrar sus rayos que iluminan el cielo tiñendo las nubes de colores. Por un instante, el cielo se vuelve un lienzo de acuarela donde el sol se convierte en pintor y sus rayos en pinceles.
Cielo del amanecer que poco a poco se despierta, pasando de los claros tonos de acuarela y brillante luz naranja, al resplandeciente azul cielo de mediodía.
Y cuando el sol se va a dormir, lanza con intensidad sus rayos de luz tornando el cielo de color naranja y rojo que poco a poco se suaviza para volver a pintar una acuarela que desaparecerá con el manto de la noche. Y es que al atardecer busca que recordemos su luz, dejándonos la promesa de que volverá a brillar y guardemos su acuarela en el cielo porqué será también lo primero que veamos en la mañana. Un recordatorio que ya ha vuelto tras su descanso nocturno.