Me fui lejos, a visitar un pueblo tras las montañas, hasta un faro en el acantilado, para contemplar una bella puesta de sol.
Me fui y descubrí lo poco que sé. Pero también fui testigo de una gran belleza que solo naturaleza puede crear.
Pensé en lo maravilloso que sería quedarse en ese lugar, el faro sobre el acantilado, y poder contemplar bellos amaneceres y atardeceres.
Quedarse en un único punto y descubrir todo lo que tiene para ofrecer. Quién sabe si, tal vez, contenga los misterios del universo o me dé alas para volar cuál gaviotas sobre el mar y la tierra para irme lejos, hasta otro pueblo con faro que ilumine el mar en las noches como luz salvadora para los barcos que buscan atracar en tierra firme las una larga travesía.