Las hojas de los árboles se mantienen doradas desafiando al invierno que ha llegado. El otoño todavía holgazanea entre las ramas. Quiere perdurar un poco más, no quiere despedirse hasta el año que viene y tampoco el invierno tiene intención de reclamar su sitio. Y que prisa han de tener las estaciones tras miles de años de arduo trabajo.
Lo que tenga que ser, será.
