Flores de artificio que la casa alegran y la envuelven en una eterna primavera.
Si no fuera por estas flores sin vida, que sería de mi alegría al ver que todavía en invierno las flores se mantienen a mi vera.
Incluso ahora en primavera, las flores me alegran y alivian mi encierro. Y me recuerdan que, toda todo campo todo árbol, vuelve a florecer tras las gélidas temperaturas y los vendavales de duro y frío invierno.

Y si ellas vuelven, igual de hermosas o más, que no voy a lograr yo si me mantengo firme y libre en un encierro que no ha de ser para siempre. Y acabo viendo que mi encierro no es más que una prueba, un invierno que ha venido a hacernos más fuertes. Pues él nos mostrará la verdad de lo que queremos y lo que no necesitamos.
Y sólo por las flores, solo por mis flores artificiales doy gracias por tenerlas y que sean capaces de hacerme pensar en su belleza efímera y fuerte, débil y permanente. Dualidad en si misma como la naturaleza, como el mundo como yo.