El miedo se encontraba saboreando aquel gran banquete que había preparado durante tanto tiempo y con tanto cuidado. Junto a él estaban la angustia y la incertidumbre que habían ido para felicitarle por tan buen trabajo y aprovechaban para deleitarse con tan suculentos manjares.
Al principio todos habían tenido sus dudas. Les parecía difícil que aquellas semillas de miedo pudiesen germinar tan bien. Sus enemigos llevaban mucha ventaja, habían creado demasiados avances para evitar que nacieran esas semillas… Sin embargo, la perseverancia y el tesón del miedo eran infinitas. Aprendió a poner a su favor los avances de sus enemigos y con ayuda de algunos viejos trucos suyos había logrado sembrar el mundo entero con miedo. Un miedo con el que en ese momento se pegaba un gran banquete.
Llamaron a la puerta, era la muerte que acudía tarde. Tenía demasiado trabajo, tanto que apenas podía descansa. Estaba orgullosa del miedo. El plan conjunto que habían ideado había ido demasiado bien.
Esos estúpidos humanos eran demasiado fáciles de manipular.
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