Su vida ya no tenía sentido, lo había visto besarse con otra. Corrió a la azotea y se puso en la cornisa dispuesta a saltar.
Él, la había seguido corriendo y se preocupo al verla dispuesta a saltar. La habló y le explicó. Esa mujer no significaba nada, no la había podido apartar. Pero él la amaba a ella.
Ella le miró y le dejó acercarse. Él la abrazó y la besó con pasión. Cuando terminó el beso, ella volvió a la azotea y estuvieron bien por mucho tiempo.