Los pájaros se hallaban revolucionaros pues su señor iba a aparecer. Las señales del cielo estaban claras, el cielo se había teñido de rojo y las nubes de rosa claro.
Poco antes de la puesta de sol, el dios Vindu apareció enfurecido por que los humanos hubieran descubierto el secreto de volar y quería vengarse. Para ello había trazado su propio plan y les pidió que buscaron un refugio. Cuando todos los pájaros estuvieron a salvo, lanzó una terrible ventisca que duró cuarenta días y que destruyó todos los aviones.
El cielo volvía a estar a salvo.
Escrito para el reto de “Escribir jugando” del blog de Lídia correspondiente a la propuesta del mes de junio.
¡Vaya! Una venganza divina que limpia el cielo de aviones. Me parece una historia genial, llena de misterio y fantasía. Muchas gracias por participar en el reto, espero que no sea la última vez.
Un abrazo y hasta muy pronto. 🙂 ❤
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Que bueno! Me gusta esta interacción de deidades antiguas con componentes del mundo moderno.
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