
Y resultó que, tras largos esfuerzos, había logrado alcanzar la cima de la pequeña colina. Había sido divertido y gratificante hacer frente a las dificultades del terreno que buscaban derrotarla. Sin embargo, la ayuda inestimada de otros compañeros de viaje habían logrado que todos alcanzasen la cima.
Apenas habían llegado, descubrieron que el sendero no finalizaba ahí. Continuaba más allá y se unía a una nueva colina un poco más alta. Y por qué no, qué les impedía continuar hasta ella. No había nada, todo estaba en ellos y les llamaba a continuar, a continuar esforzándose para alcanzar nuevas cimas, nuevas metas y sueños.