Podcast: Escuchar al corazón

A continuación os dejo la transcripción del cuento:


Érase una vez un mundo donde todo era justo, dónde el bien y el mal estaban completamente definidos. En ese mundo, era fácil saber lo que uno debía hacer, sólo de debía hacer  del bien pero, ¿qué era el bien exactamente?

El bien eran las normas, la ética y la moral que dictaba el gobierno y la sociedad. El bien eran todas las cosas buenas, era blanco, era luz. El mal eran todas las cosas malas, era oscuridad.

Un día, Dolo, una joven soñadora empezó a cuestionarse una simple regla, la prohibición existía de salir a partir de las 23 horas de casa. A ella le gustaba observar el cielo nocturno con sus estrellas, con su luna. Cada año, en las mismas fechas, y bien entrada la madrugada, se producía una lluvia de estrellas. Ella anhelaba ir a verlas más allá de su ventana. Pero estaba prohibido y no quería romper las reglas, no quería tener problemas con la justicia. De hecho nadie quería tener problemas con ella, pues las consecuencias podrían ser terribles. 

Sin embargo, aquel año, poco antes de la temporada de lluvia de estrellas, empezaron a desaparecerte misteriosamente objetos muy importantes para ella. El día en que iba a ser más intensa la lluvia, apareció una nota que decía:

“Las estrellas son traviesas y quieren jugar contigo por eso se han llevado los objetos que más aprecias. Si quieres recuperarlos, ve a verlas esta noche en lo alto de la montaña Punta de Plata”

La montaña estaba cerca, a las afueras de la ciudad, pero estaba prohibido salir por la noche. Por otra parte, quería ir a ver las estrellas jugar con ellas y recuperar sus cosas. Estaba ante un dilema, el mismo dilema de siempre, entre la mente y el corazón. No sabía qué hacer. El día avanzaba y cada vez estaba más nerviosa. Si al final se deciría a ir, ¿cómo llegaría?

Esa tarde una idea vino a su cabeza. Aunque odias y mentir, no tenía elección, además sería una mentira piadosa. Fingiría que se iba a dormir a casa de una amiga. Preparó una mochila para dar credibilidad a su mentira y se marchó. Cogió un bus que la llevase al pie de la montaña. 

Al llegar, empezó la subida. Era una subida algo complicada, pues empezaba a oscurecer, pero no desistió. Ya había oscurecido y todavía le faltaba un trecho. Ya no podía más. La cima estaba demasiado arriba y ella había empezado el ascenso demasiado tarde. Se sentó en una roca a esperar, esperar que alguien la encontrase y la llevara ante la policia o que, al menos, llegase un nuevo día.

Se estaba haciendo tarde, cuándo empezó a ver como las primeras estrellas empezaban a caer… Era hermoso, aunque no estuviera en la cima espectáculo en la mitad de la montaña era increíble. De pronto, dos de aquellas estrellas que cayeron se acercaron hasta ella y la cogieron en volandas hasta llevarla a la cima. Allí estaba sus cosas, pero también había cientos de estrellas que esperaban por ella. Ellas la envolvieron, la habían estado esperando. Se sentía muy solas porque nadie iba a verlas, por eso una vez al año creaban una lluvia de estrellas que atrajera  a los curiosos. Pero en ese mundo no hay osaba desobedecer la norma que prohibía salir de noche. Por ello, se alegraron enormemente cambiar Unido el valor necesario para irlas a ver y jugar con ellas.

Las estrellas la cogieron y se la llevaron a jugar por el cielo. Jugaron al pilla pilla, y también al escondite. Mientras jugaba, la joven pudo contemplar la belleza del mundo durante la noche. No era solo la tierra que se veía diferente, en calma; sino también el cielo donde millones y millones de estrellas aparecían creando un mundo único e infinito. Ella conocía el día que era hermoso y luminoso y había soñado con la noche, también muy bella con su ténue luz en medio de la oscuridad.

Cuando se acercaba el alba y las estrellas ya no podían seguir jugando, la devolvieron la tierra agradecidas por aquella velada, haciéndole prometer que el año que viene volvería a ellas.

La joven fue bajando de la montaña, dispuesta a volver a casa, a su vida de antes, sin embargo no pudo. Esa noche todo había cambiado, ella había cambiado. Por primera vez había escuchado su corazón y sentía estupendamente.

Durante los días siguientes empezó a contemplar muchas cosas. Vio en el día las sombras de la noche igual que había contemplado la luz de las estrellas en la oscura noche. También en ella misma se dio como dos entidades diferentes, una que aparentaba y una que era, cada una con un poco de la anterior. Y se dio cuenta que existían hombres y mujeres, riqueza y pobreza… El mundo estaba lleno de dualidad y, por tanto, incluso la justicia podía ser dual, no podía existir blanco o negro,bien o mal. Había mucho más.

Darse cuenta de todo ello la ayudó a dejar de tener miedo. Poco a poco te jode poder fingir queda una más y se empezó a rebelar. Un día, decidió que ya no podía seguir viendo en la ciudad, compró una caravana y se fue a vivir a la montaña Punta de Plata. Todos  decían que estaba loca y la intentaron detener, pero ella se fue antes, mucho antes.

Estando instalada en su nuevo hogar, empezó a reaprender la belleza del día y descubrió otras nuevas en la noche, esa noche que por tanto tiempo había tenido vetada. Pasó un año y la lluvia de estrellas volvía. Las traviesas y juguetones estrellas estaban felices de verla nuevamente y del cambio que se había operado en ella. De pronto, la empezaron a adorar como si fuera su reina. Ella no quería eso, las estrellas eran sus amigas, eran iguales.

Entonces le explicaron que ella era la emperatriz divina que había despertado. Ella había alcanzado su verdadera esencia… Y si, ella era igual que ellas, pues todas ellas eran emperatrices divinas gentes de luz que habían despertado y alcanzado el más alto grado de comprensión del universo, que habían visto que eran perfectas por si mismas… Ellas, igual que ella habían sido humanas, pero al despertar a su verdadero ser, al perder todo el miedo dejaron de poder morir pues la muerte no existía, solo cambiaban de aspecto y se convirtieron en estrellas. Ella algún día las acompañaría en esa nueva forma, pero con forma humana o de estrella ella siempre estarían a su lado.

Desde ese momento todos sus miedos quedaron a parte y fueron reemplazados por los deseos de su corazón. Se quedó unos años en ese lugar, pero pasado un tiempo, empezó a viajar por todo el mundo con su caravana. Primero viajó al este, del sur al norte,volviendo a la montaña Punta de Plata por algún tiempo. Y volvió a viajar al oeste del sur al norte siempre volviendo aquella montaña.

Cuando murió, muchos la seguía y buscaron continuar sus viajes. Al observar sus notas, se dieron cuenta que siempre había una curiosa ruta en forma de ocho que le había permitido viajar por todo el mundo volviendo siempre a su hogar en el centro. Y fue entonces cuando se dieron cuenta que la montaña Punta de Plata era en realidad el corazón del mundo y que de ahí salían todos los sentimientos que se dispersaban por el mundo. Unos sentimientos que había que saber escuchar, cómo al corazón propio que latía en cada uno de los seres vivos.

Con las enseñanzas de aquella Emperatriz y los conocimientos que habían ido adquiriendo, programar una nueva doctrina para que la gente aprendiese escuchar su corazón y ser mucho más feliz. 

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