Jamás alguien sintió tanta rabia acumulada. Sabía que no era algo que hubiese aparecido de repente si no que se trataba de cientos de emociones guardadas, emociones a las que nunca había dado alas para que desaparecieran de su interior. Cada una de esas emociones negativas habían ido cayendo en un vaso que poco a poco se había ido llenando imperceptiblemente. Pero tras la caída de aquella última gota de pesar y rabia, tras rebosar el vaso, todas aquellas emociones se juntaron y buscaron recuperar su lugar…