Se le había hecho tarde. Los combates en las justas se habían alargado más de lo previsto. Debía volver a casa a preparar la cena a su marido y disimular su ausencia. Por suerte, él todavía debía estar en las justas hablando con algunos amigos. Al llegar a casa, se quitó su disfraz de caballero, el que usaba para participar en las justas, escondiéndolo muy bien, lejos del alcance de su esposo…
Era ya casi medianoche cuando él llegó. Ambos cenaron, charlando animadamente y luego se fueron a descansar. Él siempre ignorando que su esposa era una hábil caballero en esas justas que organizaba para el rey.
Do.lobera 