
Entró en el mundo del armario buscando oír el suyo propio. Entró y se encontró en otro mundo, uno muy basto como el que acababa de abandonar. Pero ¿cómo era posible? ¿cómo un armario podía contener semejante mundo…? No era lógico, en absoluto, aunque en realidad nunca había sido lógico que un armario contuviera un mundo propio en su interior. Pero había preferido creer en la falta de lógica pues era más agradable que la presencia de la misma.
Entró en el mundo dentro del armario, un mundo lleno de magia, un mundo como siempre había deseado. Adoraba ese lugar, donde aprendió a ser ella misma, a destacar, a ser una aventurera… Sí, ese se convirtió en su nuevo mundo, porque decidió que ese era el mundo real y lo que había fuera de él acabó siendo un mundo difuso, convirtiendo la realidad misma en el mundo dentro del armario.
Los papeles se invirtieron, los mundos, también cambiaron…Y ella también cambió con ellos. La verdad giró y regiró, como una brújula buscando su norte y la verdad que residía en el mundo del armario.
Y es que realidad, verdad y mundo; incluso uno mismo; no es otra cosa que aquello en lo que uno fija su mirada, no es otra cosa que aquello que uno sigue para hacer de uno mismo su mejor versión.