La diosa sin nombre

Los dioses duermen ajenos a la figura que huye del Olimpo. La diosa sin nombre, está cansada de su soberbia y de haberse olvidado de ejercer su trabajo. Pero eso va a cambiar.

Mientras desciende, esparce las semillas del olvido entre los humanos devotos. Al amanecer, se va hasta las estrellas, a un lugar que todos han olvidado.

Cuando los dioses despiertan ven como han desaparecido sus poderes y se han convertido en simples mortales. No saben qué ha pasado.

Desde su lejano retiro, la diosa sonríe al verles agachar la cabeza y trabajar para volver a ser alguien.

Escrito para el espacio de “Escribir jugando” del blog de Lídia correspondiente a la propuesta del mes de mayo