
Acudió a pedir consejo a la anciana del pueblo. Habían secuestrado a sus mascotas para realizar un siniestro ritual y sólo la sabiduría de la anciana podría salvarlos. Tras escuchar detenidamente, la anciana le dio un conjuro. Así, esa misma noche, acudió lo más cerca que pudo al lugar donde estaban retenidas y, tras lanzar el conjuro, pudo por fin rescatarlas y volver a casa.