
Las puertas del reino se habían cerrado para siempre. Estaban cansados de los extranjeros y comerciantes que iban y venían siempre, desestabilizando la paz que los habitantes del reino amaban.
Sin embargo, tras tanto tiempo encerrados, el reino se convirtió en un lugar muy triste en el que ya no había nada que hacer, nada que disfrutar, ni siquiera de los tranquilos y relajantes paseos a caballo por al lado del lago. Y es que al final los equinos también fueron desterrados del reino por manchar en exceso sus calles y caminos.
Si, el reino estaba triste y se estaba muriendo sin remedio. Si tan solo volviese a abrir sus puertas, podría salvarse…
Buen micro y con un excelente mensaje para quien quiera descubrirlo. ¡Saludos!
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Muchas gracias Ana. Fue un relato surgido del confinamiento, cuando estaban cerradas las fronteras y apenas se podía hacer nada. Al principio era todo muy tranquilo pero luego se echó en falta más movimiento.
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