
El bosque bullía de actividad ese soleado día. Los pájaros volaban de rama en rama piándose unos a otros. Las ardillas bajaban y subían rápidamente de los árboles. Los conejos cuidaban de sus crías mientras las aleccionaban para la vida en el bosque. Los ciervos pastaban tranquilamente. Todo era perfecto. Hasta que algo alteró esa actividad y tranquilidad.
Todos se ocultaron mientras observaban asombrados a la joven que corría por las sendas ocultas. Iba descalza, riendo. Tras ella iba otro joven que la perseguía completamente descalzo. Ella se volteaba para ver si la seguía, encantada con la situación.
Finalmente la atrapó, rodando juntos por la alta hierba. El lobo feroz había atrapado a Caperucita Roja pero no de la forma tradicional. Se había enamorado y la había enamorado. Eran felices en su cabaña del bosque, la que el leñador les había dejado. Ahí nadie en el mundo les iba a molestar, porque ese lugar era su mundo y nada más existía…
Y ese es nuestro origen, el de los hombres lobo, que conmemoramos con cada luna llena aullándola entre correría y correría por el bosque. No somos como esos sosos humanos que sus celebraciones son solo una vez al año 🐺🖐🏼
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Jajaja
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