Bote de Nesquick


Bote de Nesquick


Yo soy aquel negrito del África tropical que cultivando cantaba la canción del Cola cao…

Esa canción no dejaba de aparecer en todos los anuncios que veía entre dibujo y dibujo. Le gustaba mucho y no dejaba de cantarla. Quería ser como ellos. Una noche, mientras se tomaba su leche con Nesquick, que no Cola Cao se dio cuenta de cómo aquellos polvos teñían su leche de un color más oscuro, como las personas del anuncio, por lo si conseguía esos polvos vería cumplido su sueño. Sin embargo, el tarro de Nesquick estaba muy alto y no llegaba, era todavía una niña pequeña.

Día tras día miraba hacia el armario, donde estaba el cacao soluble y pensaba cómo alcanzarlo. Intentó subirse a su sillita pero tampoco llegaba. Aún así, no podía quitarse esa idea de su cabeza. Por eso, cuando unos días después vio que habían dejado el tarro sobre el mármol, no dudó en llevar su sillita para coger el Nesquick. Lo alcanzó tan justa que acabó echándose el cacao encima. 

Al fin tenía su sueño cumplido. Con todo el cacao encima, fue a mirarse en el espejo de sus padres. Estaba preciosa. 

Cuando llegaron sus padres y la vieron de esa manera se la llevaron corriendo a la bañera para limpiarla. Entonces se dio cuenta de que le picaba todo el cuerpo. Al salir se vio muy limpita y también estuvo contenta. 

Y aunque dejó de estar interesada en volver a tirarse el bote de Nesquick, la canción del Cola Cao siguió siendo su favorita.

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