Pociones veganas


Pociones veganas


Alas de murciélago, un escarabajo, alas de hadas, ojos de tritón… ¿Qué clases de ingredientes eran aquellos? Así no podía ser vegana. Se lo intentó decir al profesor pero este sólo la miró con desprecio. Era una bruja y debía hacer cosas como las brujas. Pero no estaba de acuerdo.

Al acabar la clase fue directa a la biblioteca del castillo a buscar información para hacer sus pociones sin esos ingredientes tan terribles. Rebuscó por decenas de libros pero todos usaban los mismos ingredientes. Tantos años deseando estudiar brujería y se iban a ir al traste por las pociones. No, no estaba dispuesta.

Buscó en más libros por otros ingredientes menos truculentos que pudieran sustituir los que usaban. Parecía sencillo pero no lo era tanto. Durante todo el curso sus pociones estallaron, fundieron calderos o se convirtieron en una rica sopa especiada. El examen se acercaba y por fin dio con la combinación perfecta para la última poción, esa que le daría el título.

Muy emocionada llegó con su caldero y sus ingredientes. Su profesor no la miró pues no esperaba mucho de ella. Cuando al finalizar el examen el examinador llegó a su caldero se sorprendió al ver una poción tan perfecta. Estaba entusiasmado y llamo al resto de examinadores y, por supuesto al profesor quien no podía creer lo que había logrado. Todos la felicitaron con la obvia excepción y consiguió el tan ansiado título de bruja.

Durante los años siguientes se dedicó a crear pociones alternativas con relativo éxito. Algunas funcionaban muy bien otras no tanto. Por el camino, eso si, destruyó muchos calderos pero también siguió aumentando el número de sopas y cremas deliciosas que sabía hacer y que todos querían probar.

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