
La declaración de la señora Herminia
—Queridísima señora Herminia sabe que está bajo juramento y, por tanto, ha de decir la verdad y nada más que la verdad.
—Sí, lo sé muy bien .Además, usted sabe que nunca he gozado de gran imaginación, ni siquiera para inventarme una mentira. Es por ello que de mis labios solo podrán escuchar la verdad tal y como la viví ese día. Lo prometo.
—Muy bien doña Herminia, proceda.
—Lo recuerdo como si fuera ayer. De hecho, todos saben que fue ayer y que todo este tinglado, aprisa y corriendo es demasiado exagerado. Pero en esta casa siempre se ha sido muy proclive a las exageraciones incluso por nimiedades como la vez que el señorito tiró del pelo a su hermana y se le castigó 5 días nada menos.
—Señora Herminia, no se vaya por las ramas. Haga el favor de ceñirse a los hechos.
—Muy bien don Eustaquio, muy bien. Esa tarde acababa de limpiar la cocina tras la comida y tras preparar un bocadillo de chorizo a mi hijo. Me estaba dirigiendo a los establos para entregárselo cuando oí un fuerte ruido que provenía del piso superior.
« Se suponía que no había nadie, apenas estaba el servicio, demasiado ocupado en otras tareas como para ir a la planta superior. Me encontraba sola, pero no por ello asustada.Me armé con mi viejo cuchillo y subí al piso. Miré en todas y cada una de las habitaciones, aferrando fuertemente mi arma. Al llegar a la última habitación vi salir a un gato corriendo pero no le pude dar alcance. Una que ya tiene sus años. Pero entré a mirar qué había pasado.
«La ventana que daba al tejado del garaje estaba abierta, así que deduje que el intruso había entrado por ahí tirando en el proceso el jarrón de la señora. Estaba recogiendo los pedazos cuando el señorito me sorprendió mientras estaba agachada y claro, pensando que todavía podía haber algún intruso en la casa, cogí el bocadillo de chorizo, lo primero que pille, y le aticé con todas mis fuerzas una y otra vez hasta que me di cuenta de quién era. Me detuve, pero el señorito, no soporto un solo golpe de mi bocadillo, y cayó inconsciente sobre la cama de su señora madre.
«Y mis preguntas son, ¿qué hacía el señorito en la casa mientras toda la familia estaba de visita? y ¿qué clase de hombre es uno que cae inconsciente ante el golpe de un bocadillo de chorizo hecho de pan tierno? Tal vez lo entendería si fuera pan de días, pero esa mañana había visto cómo lo sacaban del horno. Al final, el bocadillo quedó destrozado y mi hijo sin comer.
«También me indigna que se haya montado todo este paripe cuando mi única intención era proteger esta casa armada con un cuchillo que no se usé y de un bocadillo.
—Querida, señora Herminia, lo entendemos. Lauren nos lo ha explicado todo, lo único que queríamos saber, cómo ya le hemos dicho, es el paradero de los trozos del jarrón. Nos gustaría llevarlo a restaurar. Era un jarrón muy valioso de la dinastía ming.
—Bueno, no entiendo mucho de eso, pero los trozos están en la basura de la cocina enterrados en restos de comida.
—Muchísimas gracias, señora Herminia.
Jajajaja, muy bueno. Caray con la señora Herrminia, un placer. Abrazos
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Hola, Ella sola se lia y hace perder el tiempo con su discurso interminable de los hechos. No se si la familia llegó a tiempo de recuperar los trozos del jarrón. Saludos
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Jajajaja, muy bueno. Abrazos
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Herminia es esa clase de mujer a la que invitaría a cenar.
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Hola Cabrónidas,
Será una cena muy alegre y llena de cotilleos. También será muy divertida seguro que lo pasas bien.
Un saludo
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