
Mi humano
Mi humano ha preparado un pollo al horno que huele de maravilla. Me relamo los bigotes esperando poder disfrutar también de esa comida pero mi humano no piensa lo mismo. Me añade más comida, el pienso de siempre, y espera que eso me baste. Acaso no se da cuenta de lo bien que huele ese pollo, es que acaso es un tacaño. Más bien pienso que es esto último porque nunca me ha dado de comer nada que no fuera mi pienso.
Suena el timbre y deja el pollo en la mesa. Hoy sí que comeré bien. Me subo y empiezo a degustar esa exquisitez. Está delicioso. Si, tiene mi aprobación. Como yo no soy demasiado egoísta, le dejo la mitad de pollo para él y me voy a descansar a mi árbol antes de que se dé cuenta. Cuando apenas estoy encontrando sitio, oigo su grito:
-KIRA, ¿qué has hecho?
Me hago la loca, pero mi humano sale a buscarme. Levanto un ojo y lo vuelvo a cerrar. Él sigue gritando y entiendo que será mejor que no vuelva a entrar en unos días. Por suerte mi otro humano siempre tiene la puerta abierta para mí aunque también me da solo pienso. En unos días mi primer humano se desesperará porque no vuelvo y tendré que volver. No hay quien entienda a los humanos.