Excursión a Bellver

Castillo de Bellver

Es domingo y la familia se prepara para salir. Hoy van de excursión al bosque de Bellver y ya saben que tienen que llevar. Han de ir con ropa cómoda, con la comida para hacer un picnic y con bolsas de basura para recoger todo y no ensuciar. Marcos está muy contento pues desde que nació su hermanito Tomás no han podido ir. Cuando salen, Marcos se da cuenta de que no cogen el cochecito de su hermanito, si no que lo llevan en una mochila especial para él. Es una idea genial porque ya se estaba preocupando por el camino.

El trayecto es bastante corto y está ansioso por llegar. Como está todo lleno, su papá aparca al lado del camino, sin molestar y sin pisar el terreno. Marcos está muy contento y enseguida empieza a observar los altos pinos que se alzan a su lado. ¿Han crecido desde la última vez? Seguro que si. Mientras su mamá se carga la mochila con Tomás, su papá hace lo mismo con la suya donde llevan todo lo necesario para pasar el día y le da a Marcos una más pequeña.

Bajan hacia el parque infantil y Marcos no deja de mirar a ambos lados del camino para ver mejor el bosque. Que guay que es esta excursión.

En unos pocos minutos, al fin llegan al parque y se instalan en una de las mesas. Marcos corre a jugar al tobogán, a la tirolina y a todos los demás columpios que hay. Pero se han entretenido en casa y todos los columpios están llenos y ha de hacer cola. Qué aburrido. Piensa en volver con sus padres y sentarse al menos tiene a su hermano para jugar con su sonajero. Es en ese momento en que ve pasar una mariposa y la sigue hasta que se para en el tronco de un árbol. Es muy bonita y tiene muchos colores. Cuando se acerca vuela, pero Marcos se acerca igualmente el árbol y ve muchas hormigas que suben y bajan. Mira hacía donde van y lo que hacen. Son muy trabajadoras.

Su madre se le acerca sin que se de cuenta.

— Marcos, ¿no juegas? – le pregunta extrañada.

— No, hay mucho niño jugando y hay que esperar mucho — la informa. Su madre se apena pero Marcos añade. — Pero he visto a una mariposa de muchos colores y estoy viendo trabajar a estas hormigas. Es muy divertido. Y mira, ahí hay un pájaro de muchos colores, ¿sabes cual es?

Su madre se voltea a mirar pero no sabe qué clase de pájaro es.

— No importa me acercaré y se lo preguntaré.

Y Marcos se pasa toda la mañana mirando a su alrededor en busca de toda clase de animales, grandes y pequeños. Y si no ve ninguno observaba las plantas y las rocas. Su papá se acerca y entre los dos empiezan a crear nidos para pájaros y también a construir castillos de piedra. Todo eso no lo puede hacer en el parque de debajo de casa y es aún más divertido, además de que su papá y mamá juegan con él.

Antes de comer le hice un regalo a su hermanito con unas hojitas y unas piedras pequeñas. Sus padres están muy contentos por él y alaban la gran imaginación que tiene. Comen los bocatas que han traído. Están muy buenos. A esa hora casi todos los niños se han ido y por fin Marcos puede jugar tranquilamente aunque no es tan divertido como trabajar con las manos, buscar cosas o observar a los animales.

Cuando se acerca nuevamente a sus padres, que están recogiendo y guardando todo en las bolsas de basura, le proponen ir a dar un paseo por el bosque, así lo verá mejor y podrá descubrir más animales. El pequeño salta emocionado y van todos a dar un paseo por el bosque, siguiendo los caminos. Por ahí hay más gente paseando, corriendo o en bici. Saludan y rien con los otros excursionistas e incluso hacen un trozo de camino con ellos. Uno de ellos es botánico y le explica todo lo que sabe de las plantas, cosas que sus padres ignoran, incluso le enseña trucos para cuidar del bosque que está malito. Marcos se asusta porque le gusta mucho el bosque y quiere seguir yendo a jugar y pasear así que se toma muy enserio los consejos del botánico.

Dan una vuelta completa al bosque y al atardecer vuelven a buscar el coche para dirigirse a casa. Mientras se van a casa, se pone a pensar en el bosque de Bellver. Es un sitio precioso que se tiene que cuidar para que Tomás también lo pueda disfrutar. Esa noche, toma una decisión. Aprenderá mucho y de mayor cuidará del bosque para que sea aún más bonito e incluso más grande que ahora, con más árboles y animales y sobre todo sano como una lechuga, como siempre dice su madre.

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