
Atrapada en la nieve
Miró su reloj de pulsera, se hacía tarde pero al tráfico no parecía importarle pues le mantenía en ese terrible atasco. Ya llevaba dos horas sin apenas moverse. A ese paso iba a tener que quedarse a pasar la noche en el coche, con el frío que hacía.
El cielo apenas se veía, tapado por unas grandes nubes de un color muy oscuro. Rezó para que hicieran lo que pensaba. Pero al parecer no había nadie escuchando sus oraciones porque en poco tiempo empezó a nevar. No era necesaria más nieve, no en ese momento en que estaba atrapado por su culpa.
Volvió a mirar el reloj, eran las 19. Ya podía olvidarse de volver a casa esa noche. Menudo comienzo de vacaciones. Y con tanta nube tampoco podría observar el cielo para comprobar, o al menos intentar comprobar, las últimas informaciones de la NASA acerca de Júpiter. Solo conseguiría morirse de frío en un atasco.
El reloj dio las 21 y el cielo empezó a despajarse, la nieve dejó de caer y una hermosa Luna llena apareció en el cielo acompañada de su séquito de estrellas. Más calmada se emocionó pues podría observar Júpiter. Sacó su telescopio y lo colocó en la carretera. Ahí estaba Júpiter, y la NASA tenía razón, la gigantesca tormenta ahora estaba en el hemisferio norte, cerca del polo. Qué bello espectáculo.
Otros conductores se bajaron curiosos y le preguntaron qué hacía. Ella se lo explicó y dejó que mirasen por su telescopio. Para muchos era el primer contacto con las estrellas y descubrieron que era un espectáculo fabuloso, no solo por Júpiter, si no también por la Luna y los billones de estrellas que había en el cielo.
Empezaron a oír el ruido de una máquina quitanieves que se acercaba. Los coches empezaron a avanzar lentamente pero fluidos. Llegó a su casa cuando su reloj de pulsera marcó las 24. También en su casa, el reloj de cucú marcó las 12. Las vacaciones empezaban y no había sido un comienzo tan malo.