
Otra vez tenía que recurrir a los diminutos del mundo Relea, en busca de consejo. Abrió el viejo reloj que conectaba con su mundo para mostrarles el reloj que tenía que arreglar. Ya había mirado por todos lados sin éxito. Solo le quedaba preguntarles. Como siempre, le pidieron que dejara el reloj en la entrada y que pasara a recogerlo al día siguiente.
Cansado de que ellos siempre fueran tan misteriosos, esa noche les espió. No hicieron nada. Por la mañana, vio que el reloj seguía igual y que los diminutos habían desaparecido. No debía haber roto su promesa.

Escrito para el espacio de “Escribir jugando” del blog de Lídia correspondiente a la propuesta del mes de febrero
Los diminutos son así…hay que tener muchos cuidado con sus normas.
En el Bosque Imaginado, tenemos unos ‘ratelfos’… Pero esa es ya otra historia.
Besitos 😘
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Hola Ratonet, Lo que le ha pasado al relojero es que pusieron las normas en letra muy pequeña y no las vió.
Oh pues a ver si conozco a esos ratalfos, parecen interesantes.
Saludos,
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Estos relatos te pueden dar una idea de ellos.
https://alos4v.wordpress.com/?s=ratelfo
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Me han gustado mucho. Los seguiré leyendo.
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Hola, Do. Los seres mágicos son celosos de su intimidad y cumplen siempre su palabra, por eso les gusta que también los demás la cumplan. Muy buen reto. Muchas gracias por tu aporte al desafío de este mes. Un abrazo.
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Hola Lidia,
Por supuesto, es lo justo y ellos son muy justos.
Un saludo,
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