
Diario – Ver en la distancia
Desde niña me gusta observar la naturaleza, contemplar tranquilamente lo que me rodea. A veces mi vista humana es demasiado limitada y no llega a lo lejos, al horizonte más allá. Y es una pena. También, en mis paseos por el campo intentó contemplar a los animales que viven ahí sin molestarles, pero de nuevo mi vista no llega demasiado lejos y no hay forma de verles sin que huyan aterrados por la cercanía del ser humano.
Parece que me tengo que conformar con ver desde la distancia, con no llegar a ver nunca los detalles… Hace años que me compré unos prismáticos pero pesan demasiado para ser prácticos durante una excursión o durante una caminata. Lástima.
Sigo pensando en ello mientras miro en la web de Decathlon lo que tengo que comprar que si no me vuelvo loca en la tienda. Mientras reviso la web pienso que tal vez tengan unos binoculares más ligeros y bingo tienen unos, incluso tienen un monocular. Que pasada.
Al salir del trabajo voy directa al establecimiento y lo primero que voy a mirar son mis ansiados binoculares. Son muy ligeros pero me decanto por el monocular que abulta menos. Termino de comprar muy contenta por la adquisición y no veo el momento de estrenarlo.
A la mañana siguiente, en el paseo que hay entre el parking y la oficina aprovecho para hacer uso de mi monocular. Con él puedo ver a los gatitos tomar el sol sin asustarles, puedo seguir el vuelo de un pájaro y percatarme de su plumaje, de la forma en que canta, también descubro los nidos que hacen los pájaros…
Soy feliz, mi mirada llega ahora un poco más lejos.