—Las estrellas muestran un futuro incierto, el mundo está a punto de perecer en el fuego y la oscuridad. Por ello la Luna me ha enviado a advertiros y ayudaros dándome el poder de transformarme en humana.
Akal la miraba asombrado, nunca hubiera imaginado que se encontraría con una sirena y tampoco con una giganta.
—Galena no es por menospreciarte pero no eres una guerrera. Tampoco creo que tengas demasiada resistencia en forma humana.
—Pero sigue teniendo una hermosa voz, a Godofrego le ha gustado su canción. Las hojas de los árboles empezaron a moverse al ritmo de su canción—dijo Ginega saliendo en defensa de la sirenita.—Ah, como nos gustaba a ambos escuchar música.
—Pero sigue siendo una locura. Vamos a enfrentarnos a Wulfrugida.
—Precisamente, ya es hora que muerda el polvo con mi puño de giganta.
—La verdad es que yo tampoco me veo enfrentándome a la bruja, pero bueno—comentó Akal.
Tomás, para variar no dijo nada. Mientras Siriel se desesperaba. Des de el hombro de Ginega Lamia se acercó hasta la caballera en silencio, tratando de alejarse lo máximo de la sirena.
—No desesperes Siriel, a veces los grupos más variopintos son los únicos que pueden hacerse con la victoria.
—Pero Lamia, ¿tú les has visto?
—Si, les he visto, ¿y tú?—Siriel se quedó mirando a la fénix titubeando. Ella continuó.— Veo a un leñador fuerte y leal que no se acobardará por nada. También veo a un príncipe sumamente inteligente que es más valiente de lo que se piensa, o de lo contrario no se habría adentrado en el fuego para salvarte. Galena es una sirena sabia y con grandes dotes de adivina, su don para curar es muy útil. Ginega, es pura pasión, también es inquebrantable y tiene un objetivo claro. Y después estamos tú y yo… Somos fuertes, somos un gran grupo.
Siriel no respondió, Lamia tampoco esperaba que lo hiciera, solo miró al grupo que tenía enfrente y rogó a los dioses por que la fénix tuviera razón. Pero sobre todo, rogó a Kara que les ayudase a salvar a su bebé…
Do.lobera 