
Descansaba sobre un manto verde mientras se dejaba llevar por la brisa que soplaba en ese trozo de sombra. Solo oía el murmullo del viento entre las hojas, el fluir del agua de un arroyo cercano, los gatos maullando de vez en cuando y el vuelo lento de unos patos que buscaban un arroyo mayor. En sus sueños todo se mezclaba en armonía junto con los molinos de viento de su Mallorca natal. Pronto despertaría y se vería alejada de todo pero, mientras tanto, soñaba ese sueño que sueño era.