Los tres magos – parte 4

Cuentos - microrelatos

El turno de Lucy había llegado. Estaba muy nerviosa y solo el apoyo silencioso de Hugo la hizo reaccionar y subir al estrado. No llevaba nada aparte del dossier con la información de su trabajo. Nada más subir lo dejó en la mesa de su profesor y colocó en el centro de la plataforma para hacer su exposición.

—Buenas tardes, soy Luciana Dorada, una bruja que hoy presenta su trabajo más ambicioso para obtener la graduación en magia y hechicería. Mi proyecto solo es la continuación y la culminación de otro mucho más grande y que se empezó hace muchos siglos.

—Señorita Dorada, ¿sabe que si el proyecto es de otros la tendré que suspender?

Lucy enrojeció y asintió con la cabeza. No lo había enfocado de esa forma pero ya no había vuelta atrás.

—Aún así, aunque sea de otros, lo que yo he logrado es hacerlo realidad. Y esta piedra es el ejemplo.

De su bolsillo se sacó un pañuelo dorado que envolvía una misteriosa piedra de color granate en cuyo interior brillaba una llama roja.

—Esta piedra es mágica y la he creado a con de los siguientes ingredientes:

  • Pirata de hierro
  • Ácido tartárico
  • Las primeras gotas de rocío que se posan sobre las flores, concretamente sobre las rosas
  • Fuego de fénix, mezclado con fuego de dragón
  • Y naturalmente una piedra de cuarzo rosa puro

Al oír los ingredientes todos prestaron mucha atención a sus palabras y a la piedra que descansaba sobre la mesa.

—Primero hay que fundir la pirita de hierro usando el fuego de uno de las dos criaturas que comenté. Se deja hirviendo durante dos semanas durante las cuales se irá añadiendo el ácido tartárico mientras la habitación en la que hacemos la mezcla está completamente a oscuras. Cada día hay que añadir una única gota de ácido o de lo contrario la mezcla puede acabar explotando.

«Pasadas las dos semanas, se deja reposar durante tres días y tres noches. Pasado ese tiempo se añaden las gotas de rocío para darle el poder del agua y de la vida. Para mezclarlo bien se tendrá que girar la poción tres veces hacía la derecha, dos a la izquierda repitiéndolo hasta siete veces. Una vez mezclado, se inserta el cuarzo rosa puro que deberá absorber la mezcla solamente durante 4 noches en las cuales el ciclo de la luna debe estar en su máximo apogeo.

«Cuando el cuarzo haya absorvido la mezcla, se le deberá insertar el fuego del dragón y del fénix realizando un hechizo en forma de canción durante 10 minutos. Entonces, la piedra se deberá dejar reposar en el alfeizar de una ventana para que absorba el poder del sol durante dos mañanas seguidas.

«Pasado ese tiempo, la piedra filosofal se habrá creado. Y empezará a convertir cualquier metal en oro puro, y al contacto con el agua creará el elixir de la vida eterna.

Lucy descanso un momento. Se había aprendido de memoria el discurso y lo había soltado de carrerilla sin apenas respirar. El profesor se acercó a mirar la piedra con una moneda de cobre en las manos. Debía continuar.

—Este es el procedimiento establecido, pero debido al tiempo que tenia para presentar mi proyecto, esta piedra no es una piedra filosofal. Yo la he llamado la mano de Midas porque cualquier objeto, animado o no, que toque lo convierte en oro puro, como le ha sucedido a mi pañuelo.

«La mano de midas se crea cuando se interrumpe uno de los pasos y se acelera con los siguientes. Uno de los pasos que omití fue el de las gotas de rocío y el de dejar reposar el cuarzo bajo la luna. El hechizo cantado tampoco se aplicó.

«Aunque no sea la piedra filosofal es importante decir que interrumpir el proceso y para crear la mano de midas es muy peligroso ya que puede suceder que uno acabe convertido en una estatua de oro, o peor que la estatua acabe fundida por la acción de los fuegos conjuntos del dragón y del fénix.

«Por motivos de seguridad mis notas en el dossier están encriptadas siguiendo los códigos alquímicos ya que, aunque lo he explicado, el proceso ha de ser mucho más cuidadoso, teniendo en cuenta la temperatura de la poción, las características exactas del cuarzo rosa…

El profesor se quedó sin palabras ante aquel sorprendente trabajo. Crear la mano de midas era una utopía aún mayor que la piedra filosofal. Tendría que estudiar su trabajo.

—Muchas gracias por su exposición Lucy, pero si está en clave poco podré valorar su trabajo.—Le gustaba asustar a sus alumnos y que no se relajaras hasta que diese la nota.—A los tres les tengo que decir que estudiaré sus trabajos y en una semana tendrán las notas que se merecen. Muchas gracias. Pueden retirarse.

Lucy bajó del estrado y Hugo la abrazó fuertemente mientras Romo les tendía la mano a sus dos amigos. Juntos salieron y se fueron a tomar algo para relajarse después de estar tanto tiempo preparando sus proyectos.


Continuará

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