
Hicieron falta unos cuantos años más para que Lucy, Hugo y Romo pudieran unir sus proyectos en uno solo y hacerse socios de uno de los mejores hospitales psicológicos y psiquiátricos del mundo mágico. Romo, con el estudio de las propiedades de los fénix y sus estudios en psicología y psiquiatría logró ayudar a numerosos magos a tratar trastornos mágicos causados por maldiciones, traumas y otras enfermedades mentales. A los sin magia les ayudaba a olvidar o tratar sus traumas relacionados con cualquier evento o encuentro con el mundo mágico.
Lucy acabó encontrando la piedra filosofal pero solo lo comentó a sus dos compañeros y a su viejo profesor. Con ella consiguió desarrollar poderosas curas para los casos más graves de enfermedades mentales, y algunas de carácter físico concentradas en la parte del cerebro.
Por su parte, Hugo perfecciono su invento de detección de las personas y lo redujo para tener localizados a aquellos pacientes peligrosos que pudieran huir de la terapia o para tenerlos contralados en visitas al mundo exterior. Por supuesto, esta localización era estrictamente secreto y confidencial hasta el momento en que saltaba la alarma que alertaba de un peligro inminente. En es momento, los sanadores y en algunos casos los guardias del mundo mágico acudían a vigilar o devolver al paciente al centro médico.
Durante años siguieron investigando y he hicieron nuevos y asombrosos descubrimientos que siempre aplicaron en su hospital, pero esa es otra historia.