
La abuela Moira se aburría enormemente, añoraba sus aventuras de juventud.
«Con los nuevos cohetes todos podrán viajar a la velocidad de la luz. Mientras hacen turismo por todo El Mundo con alojamiento incluido.»
Escucho en la radio. Al fin sacaban el cohete en sus sueños. Vendió su casa, su coche de los 50 y fue al concesionario cheque en mano a comprar su cohete. Estaba feliz cuando lo sacó, tanto que tiró su bastón a la basura. Ya no iba a necesitar.
Se subió al cohete y nadie volvió a ver a Moira.

Escrito para el espacio de “Escribir jugando” del blog de Lídia correspondiente a la propuesta del mes de diciembre
Parece que Moira voló muy lejor de allí con su cohete. Incluso desapareció. Muy buen microrrelato. Muchas gracias por tu aporte al desafío de este mes. Te mando un abrazo grande.
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Es que iba tan rápido de un sitio a otro que nadie la veía. Saludos
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Que bonito. Nunca hay que perder las ilusiones. Preciosa historia. Un abrazo.
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Por supuesto que no. Siempre hay que mantener las ilusiones y los sueños o la vida no tendrá sentido. Saludos
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Un deleite de relato. Ojalá haya más Moiras bien dispuestas al cambio y a disfrutar de la vida al máximo. Saludos.
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Hola Ana,
Si, ojala hubiera más abuelas como ellas, tan activas y atrevidas como Moira. Con ellas, el mundo sería muy diferente.
Saludos
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Cuántas abuelas viajeras y aventureras hay este mes… Buen punto el del cohete.
Un beso.
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Hola MJ, es que es muy fácil hacerlas inventoras y aventureras. Saludos,
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Cierto, sí.
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