El secreto del flautista – parte 6

Cuentos - microrelatos

Micaela volvió a Hamelin en Navidad, pero el local seguía cerrado por enfermedad. Como esa vía de investigación estaba cerrada, buscó acercarse a la montaña de Klüt para encontrar al misterioso flautista del local. No obstante, los caminos de la montaña estaban cerrados por la nieve y por unos derrumbes recientes de árboles que cortaban los senderos. La escoba estaba congelada y no podía volar para investigar los alrededores. Tenía mala suerte.

Volvió en primavera pero la situación seguía siendo muy parecida, también lo fue en verano, durante las siguientes Navidades y todas las siguientes veces que acudió al pueblo. Agotadas todas las vías, se rindió. Finalmente publicó un artículo lleno de teorías sobre la magia de la flauta y del flautista para allanar el camino a generaciones futuras y ayudarles en sus investigaciones.

Sus colegas apenas hicieron caso a su artículo al que le veían muchas lagunas e incertezas mientras sus alumnos preferían investigar otras áreas de la magia musical, después de todo, para ellos, el flautista apenas pasaba de ser un cuento de niños con una base real…

Cuando estaba cercana al final de su vida, Micaela se acercó una vez más a Hamelin donde, después de más de 60 años, el restaurante «las tres ratas bailarinas» volvía a estar abierto. Acudió a comer y a escuchar la música que tocaba el flautista. Este era el mismo muchacho que había perseguido. Al terminar, el joven pareció reconocerla. Al terminar su espectáculo se acercó a su mesa.

—Dime Micaela, ¿qué querías saber?


Continuará

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