
Ginega bajó lo más rápido que pudo de la Montaña de las tinieblas sorteando como podía los ataques de la bruja Wulfrugida. Debía dar tiempo a sus amigos para que pudieran crear un túnel hasta el castillo. En ocasiones, se detenía para lanzar a Wulfrugida árboles que arrancaba de cuajo y piedras gigantes. Afortunadamente, Ginega era buena lanzando objetos a grandes distancias y casi siempre lograba dar en el blanco o bloquear la trayectoria de los conjuros de la bruja. Dio unas cuantas vueltas a la montaña, intentando despistar a la bruja y sus ataques pero estaba sola y la ausencia voladora de Lamia acabó por preocupar a la bruja que se adentró en su castillo lanzando un último e inesperado hechizo a la giganta que la acabó convirtiendo en piedra, una piedra tan grande que le confería el aspecto de una gran montaña, como en el que estaba convertido Godofrego.
Continuará…