Apaga el frío – parte 4

Cuentos - microrelatos

Madre Utiel tenía un carácter muy diferente al de Madre Tierra y una vez se recuperó de la llegada de los humanos a su planeta se propuso aleccionarlos y reconvertirlos en una mejor versión de sí mismos. Para ello dejó de lado su papel de mera observadora y pasó a la acción contraviniendo todas las normas como Madre Naturaleza y las leyes físicas y biológicas de su mundo.

Los humanos se desconcertaron ante los cambios bruscos que sufría ese planeta. Esos cambios siempre se producían en las zonas donde ellos habitaban afectándoles de forma negativa. Si contaminaban su agua, no había forma de canalizarla desde otro sitio, pues acababa por ir al revés, subiendo, en vez de bajar y viceversa. Si trataban de crear nuevas plataformas, estas inexplicablemente se hundían antes de finalizar la construcción. Incluso llegaron a flotar por el cielo sin control alguno.

Muchos intentaron averiguar el cambio en las leyes naturales de ese planeta sin llegar a una conclusión satisfactoria. Hasta que un joven que no entendía nada de ciencia se dio cuenta de una cosa. Las comunidades más respetuosas con el planeta no sufrían apenas ninguna catástrofe. Intrigado, se lo comentó a su profesor que a su vez lo comunicó a la comunidad científica. Por fin habían dado con la causa de todos sus males, su mal comportamiento con la naturaleza se estaba volviendo en su contra.

A partir de entonces, empezaron a crear nuevas leyes de protección del entorno natural, a cuidarlo. Se decretó una ley de inmediata aplicación que desterraba objetos de un solo uso, de objetos contaminantes durante su creación o eliminación, desterró también cualquier carburante fósil a favor de la energía hidráulica de los mares de Utiel.

No fue fácil, los humanos eran cabezotas y muchos veían como perdían dinero, pero cuando la mano de Madre Utiel les alcanzó severamente acabaron por bajar la cabeza y aceptar las nuevas medidas. Los gobiernos crearon graves sanciones económicas y amenazaron con no acudir en auxilio de los infractores.

Un siglo más tarde del descubrimiento del joven, el planeta era un lugar muy agradable donde vivir. Madre Tierra se quedó de piedra al ver el cambio que habían hecho los humanos y se sintió orgullosa de sus hijos, aunque no los quería de vuelta. Utiel, por el contrario los quería en su planeta que empezó a evolucionar y avanzar rápidamente de forma sostenible, donde todas las criaturas se respetaban entre ellas. Si Madre Tierra había dado a luz a los hombres, Madre Utiel les había educado. El equilibrio de los mundos estaba igualado.

La escritora dejó de escribir. Ojalá todos los problemas se arreglaran escribiendo – Inma.


A continuación os dejo la canción que inspiró el final del relato y que, al mismo tiempo, inspiró esta última parte.

Serj Tankian – Honking Antelope

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