
Por el bosque oscuro y sombrío se arrastraba la figura de la vidente ciega. Buscaba el abedul del bosque, el viejo Berkana, donde encontraría el alhelí nocturno.
Un búho se le acercó, estaba empezando a florecer y si tardaban un poco más, podía volver a ocultarse. Decía que esa noche brillaba con fuerza, que contenía mucha magia. Era lo que ella esperaba.
Llegó poco antes del alba. Brillaba entre las raíces, mágica, poderosa. Se acercó tomando tres pétalos, los envolvió en su pañuelo y volvió al clan. Pronto las más jóvenes deberían escoger su camino y el preparado las guiaría.

Escrito para el espacio de “Escribir jugando” del blog de Lídia correspondiente a la propuesta del mes de marzo
Muy buen micro, Do. Un remedio de alhelí (nocturno, además) para tomar decisiones. Gran inventiva. Muchas gracias por tu aportación al desafío de este mes. Un abrazo.
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Hola Lídia,
Muchas gracias, no sé ni como logré encajarlo todo pero lo logré. Muchas gracias por tus retos. Saludos.
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