Haciendo acopio de toda la paciencia que tenía, se mantuvo esperando en la larga cola de acceso al Louvre. Tenía a la vista la gran pirámide de cristal que observaba desde su posición.
Esperó mientras movía entre sus dedos la turmalina negra, decían que la ayudaría con la ansiedad.
Al entrar, empezó el recorrido para ver la Mona Lisa. Recorrió los grandes pasillos llenos de obras de arte maravillosas. Al llegar a la sala, se llevó una gran decepción. Había demasiada gente y la pintura era de las más pequeñas.
Ni siquiera la piedra podía hacer frente a la decepción.
Escrito para el espacio de “Escribir jugando” del blog de Lídia correspondiente a la propuesta del mes de diciembre
Hola, Dolores.
Tal vez, la piedra le trajo otro tipo de suerte; al no poder ver la Mona Lisa descubrió otros tesoros del Museo. 😉
Buen micro.
Un Abrazo.
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Hola, JascNet, Por supuesto, acabó disfrutando de otro tipo de obras más grandes y menos saturadas. Muchas gracias por tu comentario. Saludos,
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Me encanta, Do. Con tus palabras me he puesto en el lugar de tu protagonista y he sentido también esa frustración, que como dices, ni la turmalina puede aliviar jeje Muy buen reto. Muchas gracias por tu aporte al desafío de este mes. Te mando un abrazo grande.
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Hola, Lídia,
Soy doña estrés y ansiedad, y estuve visitando la mona lisa cuando era niña, así que esta escrito desde la experiencia XD. Saludos
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