
Pocos conocen la belleza del frío hielo.
Ese hielo duro y compacto que no conoce el sol.
Ese cielo que sustituye a la roca y la montaña.
Ese hielo que ha creado tan bella cueva.
Pero, ¿ha sido solo el hielo? No, las pequeñas y delicadas hadas le han dado forma y han creado la entrada a su mundo. Una entrada que se vuelve cada vez más angosta. Una entrada sin salida a menos que seas una diminuta, brillante y alada hada.