
Ha pasado un año desde mi retorno y Penélope sigue tejiendo cada noche aunque ahora teje ropita de bebé. No lo entiendo, ella no está embarazada y tampoco quiere estarlo, pero sigue a lo suyo y ya lleva un armario entero lleno. Telémaco ya no se queda en casa, cada vez que ve a su madre tejer huye de ella.
Tocan la puerta, acudo a ver y me encuentro a mi hijo con una mujer y un bebé en brazos. Penélope también baja con una mantita que acaba de terminar. Al ver al bebé, se emociona y lo envuelve con la manta. Toma de su mano a la joven y se la lleva a mostrarle toda la ropita que ha estado tejiendo. La muchacha se emociona mucho y entre las dos empiezan a probarle la ropita al bebé. Algunas prendas le vienen bien, otras grandes pero no importa ya crecerá. Mi Penélope seguro que le tejerá muchas más.
Miro a mi hijo, Telémaco se encoge de hombros.
– Sorpresa – es lo único que me dice antes de entrar él también en casa.
Le miro subir las escaleras hacía la habitación de su madre. Sé que será un buen padre.
Wow que relato tan lindo y profundo… saludos
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Hola Loraniiin,
Gracias por tu comentario 🙂
Saludos
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