Tras un largo verano de compras en el callejón Diagón, tras los arreglos en la túnica, tras asegurarme que he terminado los deberes que me han mandado los profesores… por fin llega el día 1 de septiembre.
Bajo mi viejo baúl al coche y acomodo a mi preciosa lechuza, Selene. Mis padres conducen entre las atestadas calles de Londres rumbo a la estación de King Cross. Al llegar, cojo orgullosa mi carrito y coloco todas mis cosas.
La estación está llena, los muggles viajan como siempre y hoy los magos la llenamos un poco más con nuestros baúles, lechuzas y escobas. Veo a mis amigos que ya están accediendo al andén. Me dirijo hacía el mismo lugar. La gente mira a Selene, pero les ignoro, ya estoy acostumbrada después de cinco años acudiendo a la estación. Miro hacía la barreda que da acceso al andén preguntándome de que forma la voy a atravesarlo este año. Siempre me gusta innovar.
Ir corriendo es un clásico de los locos primeros años. Decido ir caminando hacía atrás, con cuidado pero con clase, mientras observo embelesada la arquitectura de la estación. Siento como entro en el andén 9 3/4 cuando choco contra alguien, Gilbert Adams. Nos reímos y juntos vamos hacia el tren mientras hablamos de las novedades del verano. Subimos al Expreso de Hogwarts para empezar el nuevo curso un año más.
Pienso que es algo completamente posible, mientras leo un año más la llegada de Harry a la estación para ir a Hogwarts por primera vez. Con él en el tren, volveré a hacer el viaje en el Expreso de Hogwarts rumbo a Hogsmeade. Mi reloj da las 11h, el tren parte y mi imaginación desbordante de magia parte con él a Hogwarts, a Ravenclaw y mucho más allá…
Do.lobera 