
Un ruido incesante pero suave me despierta de mi sueño ligero. Me levanto a ver qué ocurre pues soy de naturaleza curiosa. Abro las persianas y enciendo la luz. A fuera está cayendo un torrente de agua que anima a mi corazón y tranquiliza mi espíritu. Por fin los campos van a volver a verse verdes, volverá cierto frescor y los torrentes llevarán una vez más agua…
Como ya estoy despierta, y sé que no me voy a volver a dormir, me preparo un dulce chocolate caliente y mi siento a observar el agua que cae del cielo. El ruido me tranquiliza, me relaja y noto como poco a poco los ojos se me cierran, la cabeza cabecea hasta que finalmente me duermo profundamente.
Lo siguiente que se es que me duele el cuello, pero he dormido muy bien y me noto descansada. Afuera sigue lloviendo y en este día de sábado, lo mejor es que siga sentada cerca de la ventana, arrullada por el ruido de la lluvia mientras leo un libro.