Microteatro: La cena de la verdad

Cuentos - microrelatos

En la sala del castillo, llena de nobles, caballeros y soldados, cenan alegremente mientras se divierten. Se levanta el señor del castillo a hablar.

SEÑOR DEL CASTILLO: Mis queridos amigos, estoy muy orgulloso de compartir estás viandas con todos vosotros. Y deseo de todo corazón que las comais con pasión y fruición porque es el 80% de la cosecha que los aldeanos han trabajado y a ellos nada les queda para comer y algunos morirán.

Los comensales empiezan a sentirse mal, y algunos dejan de comer.

SEÑOR DEL CASTILLO: Comed, comed, que es nuestro derecho divino por nacer con tierras y títulos aunque juraría que vi a un antiguo señor mendigando y sin un mendrugo que comer. Pues él ni siquiera tiene cosecha que le dé de comer y todos le giran la cara porqué al mendigo nadie quiere mirar.

Los comensales se incomodan aún más.

SEÑOR DEL CASTILLO: Y aún quiero que disfrutéis más de la música de este noble artista al que apenas pago para mantener mis arcas repletas, y ruego no le deis más trabajo que yo soy su único amo. Pues aunque libre no tiene libertad más que la que yo le doy pues es mi siervo en esta tierra que es de mi propiedad.

Se abren las puertas del castillo y aparece el auténtico señor del castillo.

AUTÉNTICO SEÑOR DEL CASTILLO:  gritando ¡QUÉ CREES QUE ESTÁS HACIENDO BUFÓN DEL INFIERNO!

BUFÓN: haciendo una cómica reverencia a su señor Diciendo la verdad que nadie quiere oír, y demostrando a mi señor que sus leales no ven más allá de sus narices y son incapaces de reconocer al autentico y piadoso señor. Que mis palabras son ciertas para las tierras más allá de este simple nobiliario, que yo he visto a su señoría bien preocuparse por sus súbditos, comer lo mínimo para evitar las hambrunas en sus tierras y trabajar al lado del campesino. Pero mis ojos también han visto como algunos de estos nobles invitados, maltratan y abusan del poder sin importar las vidas más allá de su simple y noble casa. Como el maltrato a la joven hija de mi señor, que visitó harapienta por el polvo del camino, a un matrimonio necesitado y algunos de estos nobles invitados, despreciando a una simple vagabunda la echaron al barro, robaron sus viandas y regalos y a merced del viento y la lluvia la dejaron hasta que un humilde y simple bufón apareció a su vera y de vuelta a casa la trajo. Y en ausencia de vuestra señoría venganza he preparado.

Dirigiéndose a los comensales Comed, comed, porque la comida está envenenada y solo yo antídoto tengo contra el veneno vertido que es mucho más dulce que la maldad vuestra.

Los comensales empiezan a encontrarse mal y a desmayarse mientras echan espuma por la boca

AUTÉNTICO SEÑOR DEL CASTILLO: Tu castigo ha sido desmedido, no era necesario matarlos. Pero agradezco que cuidaseis de mi bella hija.

BUFÓN: ¿Matarlos? Estáis muy equivocado mi señor, que solo les he puesto laxante y por terror han creído oír en mis palabras un castigo mayor. Que soy bufón más no asesino que para eso mi señor ya tiene espadas suficientes para tal cometido.

La sala se empieza a llenar de un olor nauseabundo mientras el auténtico señor del castillo estalla en risas y sale acompañado por el bufón.

AUTÉNTICO SEÑOR DEL CASTILLO: Ven conmigo bufón, que recompensa mereces por tan original venganza. Tú sabes que soy generoso, y no escatimo en nada si la situación de mis tierras y gentes se pueden permitir.

Desaparecen de escena sin que se sepa la recompensa que el auténtico señor del castillo ofrece al bufón o que este solicita.


Texto para el reto del microteatro. El reto viene de la mano de Merche en su blog «Literatura and Fantasy«.

13 comentarios sobre “Microteatro: La cena de la verdad

  1. Hola Dolores.
    ¡¡Excelente venganza la del bufón que dice verdades como puños! ¡Excelente comportamiento la del Verdadero señor del castillo, que a más de actuar como un señor, recompensa a su bufón!
    Me encantó tu micro.
    Un abrazo.
    Marlen

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    1. Hola,
      La verdad es que el relato cobró forma solo, estaba vivo realmente. El bufón y el señor del castillo me lo iban dictando. Eran muy buenos los dos.
      Fuera bromas, me gusta que si las cosas son justas tengan recompensas.
      Saludos,

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  2. Fabuloso, Dolores.
    Me ha encantado esta puesta en escena de una venganza tan burlesca.
    Cuentan las leyendas que estos bufones eran los que conocían más secretos y verdades, y que los grandes señores los usaban para averiguar la valía de su entorno. Este señor es afortunado de contar con tan maravillosa ayuda.
    Enhorabuena. He visto y disfrutado de esta representación como si estuviera sentado en la primera fila. Aunque tuve que retrasarme con urgencia, dado el olor que comenzaba a llenar la sala (aunque creo que solo fueron efectos especiales). 😉
    Un Abrazo.

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    1. Hola, JascNet,
      Me alegra que te haya gustado, la verdad es que no estaba segura de como poner el punto burlesco.
      Este bufón es bien agradecido y el señor aún más, me estoy pensando en crear una segunda parte.
      Pues si a ti te llegó el tufo, imagínate a mi, que viví los ensayos y se probaron diferentes olores… En fin, al menos confirmo que eran olores de efectos especiales y no había nada de verdad.
      Saludos,

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  3. Hola Dolores, ¡vaya! Pues ni el bufón es tan malo como parecía ni el señor tan bueno, como se suele decir: el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Muy buena escena, muy bien desarrollado el tema que planteaba en mi propuesta, muy ingenioso, Dolores, me ha gustado.
    Muchas gracias por participar.
    Un abrazo. 🙂

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  4. Estupendo micro, Dolores! Gran puesta en escena, y muy bien ese lenguaje tan característico del teatro clásico «Que soy bufón más no asesino que para eso mi señor ya tiene espadas suficientes para tal cometido.» Muy bueno. Un abrazo.

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  5. Excelente micro, Dolores. Me ha encantado.
    Cuánta verdad desprenden las palabras de aquellos cuyo cometido, aparentemente, sólo se reduce a divertir a los demás.
    El humor ha sido muy necesario en todas las épocas para desenmascarar las verdades que los que ostentan el poder intentan por todos sus medios esconderle a sus pueblos.
    Un fuerte abrazo.

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